¿Empezaste a correr y te han dicho que tienes que cuidarte en el consumo de proteína?
¿Te has llenado de temor por no saber si estás comiendo mucho o lo suficiente?
¿Te genera un poco de duda pensar cómo se comporta tu estómago en las carreras o entrenamiento de larga distancia?
¿Te han dicho que, si corres, debes comer más, o un “qué delgado/a te veo?
Sí, es cierto, a nosotros los corredores nos aumenta el apetito y más cuando estamos planeando carreras de larga y mediana distancia. Es cierto que nos encanta alimentarnos bien, porque al correr sentimos lo buena o mala que ha sido nuestra comida el día o los días anteriores. Por esa razón, muchos nos preocupamos por conseguir los mejores productos, de la mejor calidad, orgánicos. Los combinamos cuidadosamente para sentirnos bien y poder tener buenos resultados en nuestro plan o en las salidas a correr que hacemos semanales, además de nuestro día a día como estudiantes, profesionales, amas de casa, como padres y en general en nuestra vida.
En búsqueda de este equilibro, la alimentación del corredor como la de todas las personas en general, debería ser rica en frutas, vegetales, tubérculos y cereales integrales. Adicionalmente, debemos contar con una buena fuente de proteína animal o vegetal que nos permita tener una buena recuperación y siempre ir avanzando en nuestra curva de rendimiento, a la par que nos lleve a sentirnos sanos, llenos de energía y de vitalidad.
Existen indicadores de vitalidad que podemos percibir de forma evidente, y los principales son: la digestión, la calidad del sueño, la energía, la fortaleza de nuestro pelo y uñas, así como la salud de la piel. Por ejemplo, es muy cierto que la piel es el reflejo de todo lo que está bien o mal en nuestros hábitos de vida; por esta razón mi sugerencia es que nuestros platos estén llenos de agua y colores (verduras), y más bien reducir alimentos con poca cantidad de agua (proteínas animales). Es recomendable disminuir de forma considerable, ojalá suprimir, alimentos procesados, ya que tienen un alto contenido de sodio y conservantes; sustituirlos por muchos de los alimentos que vienen directamente de nuestra tierra, en especial los alimentos de temporada, ya que además de tener más acceso a ellos, están frescos y llenos de nutrientes.
Respecto a las medidas o porciones adecuadas, dependerá de las cargas de entrenamiento, condiciones de salud, metabolismo y capacidad de absorción de los nutrientes. Mi recomendación es variedad y frescura en la dieta, no sólo las semanas previas a una competencia, sino durante los días de entrenamiento y descanso. Pero, para determinarlo de forma precisa, una valoración individual es altamente recomendable.
Debemos procurar abrirnos a las posibilidades y fuentes de nutrientes en todos los grupos de alimentos, sin encasillarnos en dos o tres productos que nos gustan, y probar e ir integrando más variedad (que no quiere decir mezcla) siempre siendo conscientes de escuchar las necesidades propias del organismo, del clima, de la frescura del alimento, etc. Todo esto, aunque a veces pasa desapercibido, es lo que más influye y lo que más nos aporta para lograr esos días en los que nos sentimos tan bien , encontrando ese equilibrio personal. Aunque puede llevar tiempo, si tenemos la voluntad, el amor y el deseo de llevar una vida sana y sacarle el máximo provecho a la alimentación para lograr rendimiento, salud y máximo desempeño, podemos lograrlo.
Para concluir, debo decir que los corredores no somos diferentes, somos como cualquier ser humano que requiere un poco más de atención en el balance de nutrientes, entre otros factores porque correr implica movimiento impulsado por nosotros mismos. Entre más fluido, más ligero será todo. Tendremos un mejor rendimiento, nuestra respiración será más armónica y esta práctica consciente se convertirá en algo más allá de un deporte, más bien “una meditación en movimiento”, que nos aportará el bienestar de estar conectados con nosotros mismos en cuerpo, mente y espíritu.
Los corredores no quieren comerse el mundo, tan sólo han encontrado en el movimiento un fluir de sustancias y necesidades propias del funcionamiento del metabolismo. Con consciencia, planificación, buena gasolina (carbohidratos limpios) y un proceso que lleva un tiempo de ajuste, se pueden determinar grandes resultados de salud y de rendimiento deportivo. Es un premio poder correr y comer sano a pesar de esta exigencia propia del deporte. Poder sentarte, agradecer y deleitarte de los sabores del mundo tras una carrera, pasar la meta y encontrar además de la medalla un plato favorito fresco y colorido que nos regala un buen momento de placer y conocimiento de uno mismo.