Cuidado odontológico y Diabetes

por Sendo / enero 24, 2024

Las enfermedades bucodentales, entre ellas la enfermedad periodontal (EPO), están asociadas a diferentes enfermedades, entre ellas la diabetes mellitus. La EPO y la diabetes, así como la obesidad, comparten tanto factores de riesgo como mecanismos fisiopatogénicos vinculados a la inflamación crónica. 

Factores de riesgo modificables como la alimentación inadecuada, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, son compartidos por las enfermedades bucodentales y la diabetes. Es importante mencionar que además se ven fuertemente influenciadas por determinantes socioeconómicos. La asociación entre salud bucal y sistémica es mutuamente influyente, las enfermedades sistémicas (aquellas enfermedades que comprometen múltiples órganos), especialmente los desórdenes metabólicos, afectan la salud bucal y también las patologías de la boca pueden afectar la salud general.

La Diabetes Mellitus (DM) es una enfermedad sistémica que afecta el aparato estomatognático (conjunto de órganos y tejidos que permiten las funciones fisiológicas de comer, hablar, sonreír, respirar, besar o succionar). Tanto la DM como la EPO son dos patologías muy frecuentes. Se estima que en el mundo el número total de personas con DM se elevará de 537 millones en el 2021 a 643 millones en el año 2034. 

En personas con diabetes, un nivel alto de azúcar en sangre (hiperglucemia) puede causar daño en todo el cuerpo, incluidos los dientes y las encías. 

Las enfermedades más frecuentes que podemos observar en pacientes con DM (en especial cuando la misma tiene mal control) son: 

• Caries: La boca contiene muchos tipos de bacterias de forma natural. Cuando los azúcares de los alimentos y bebidas interactúan con estas bacterias, en los dientes se forma una película pegajosa conocida como placa bacteriana. Los ácidos de la placa atacan las superficies de los dientes. Esto puede causar caries y enfermedades de las encías. Mientras más elevada esté su glucemia (azúcar en sangre) mayor será la posibilidad de desarrollar caries.

• Enfermedad temprana de las encías (gingivitis): La diabetes reduce la capacidad para combatir las bacterias. Si la placa bacteriana no se retira con el cepillo y el hilo dental, se endurecerá debajo de la línea de las encías y se convertirá en una sustancia dura llamada sarro. Cuanto más tiempo permanezcan la placa y el sarro en los dientes, más irritarán la parte de las encías alrededor de la base de los mismos. Con el tiempo, las encías pueden hincharse y sangrar con facilidad. 

• Enfermedad avanzada de las encías (periodontitis): Si no se trata, la gingivitis puede generar una infección más grave llamada periodontitis, que destruye el tejido blando y el hueso que sostiene los dientes. Con el tiempo, la periodontitis hace que las encías y la mandíbula se separen de los dientes, lo que a su vez hace que los dientes se aflojen y posiblemente se caigan. La periodontitis tiende a ser más grave en las personas que tienen diabetes. Una infección como la periodontitis también puede hacer que el nivel de glucemia se eleve, lo que a su vez hace que la diabetes sea más difícil de controlar. Prevenir y tratar la periodontitis con limpiezas dentales regulares puede ayudar a mejorar el control de la glucemia. En caso de movilidad dentaria o sangrado de encías consultar al equipo de salud. 

• Candidiasis oral: Las personas con diabetes pueden ser más propensas a desarrollar candidiasis oral, que es una infección causada por un hongo. Se manifiesta por parches blancos o rojos dolorosos dentro de la boca. Practicar una buena higiene bucal puede ayudar a evitarla. 

• Sequedad de la boca: Algunas personas con diabetes también experimentan una falta de saliva, trastorno que se conoce como “sequedad de boca”. Sin saliva para mantener la boca húmeda y bañar los dientes, existe un mayor riesgo de que se produzcan caries, enfermedades de las encías y candidiasis oral. 

¿Que podemos hacer para mejorar la salud bucal? 

  1. Cepillar los dientes al menos dos veces por día. Cepillarse por la mañana, por la noche e, idealmente, después de las comidas. Utilizar un cepillo de dientes de cerdas suaves y pasta dental con flúor. Evitar cepillar con fuerza, ya que esto puede irritar las encías. Cambiar el cepillo cada tres meses. Considerar el uso de un cepillo de dientes eléctrico en presencia de artritis u otros problemas que puedan dificultar un buen cepillado. Es muy importante recalcar que la limpieza mecánica, es decir de frotamiento de las superficies dentarias con el cepillo, el hilo dental y los cepillos interdentales es lo que genera una adecuada limpieza. Pueden usarse o no sustancias como colutorios antisépticos o determinadas pastas dentífricas, pero no son estas sustancias las que despegan la placa bacteriana de la superficie dental, sino el frotamiento que se realiza con la técnica de higiene descrita a continuación. 

La OMS (organización Mundial de la Salud) nos propone los siguiente pasos para un correcto cepillado y uso del hilo dental:

  • Cepillarse primero la arcada superior siguiendo los pasos y luego repetirlos en la inferior. Ser ordenados/as permite no omitir ninguna superficie. Comenzar por las superficies externas de los dientes; cepillarlas en un ángulo de 45 grados con pequeños movimientos que cubran la mitad del diente en dirección hacia la línea de las encías, es decir, el cepillo debe orientarse a la unión encía-diente. Seguir cepillando las superficies externas de las piezas asegurándose de llegar hasta los molares. Sin forzar el cepillo, las cerdas no deben curvarse. Sujetar el cepillo en posición horizontal y cepillar estas zonas con un movimiento hacia adelante y hacia atrás. Continuar por la cara interna de las muelas con movimientos horizontales de adelante hacia atrás. Cepillar la cara interna de los dientes inclinando el cepillo verticalmente y realizar movimientos suaves hacia arriba y hacia abajo con el cabezal del cepillo. Asegurarse de cepillar suavemente la zona de la línea de las encías. Cepillar las caras de las muelas que mastican (oclusales). 
  • Usar hilo dental al menos una vez por día. El hilo dental ayuda a remover la placa entre los dientes y debajo de la línea de la encía. Si se tiene problemas para pasar el hilo dental por los dientes, usar la variedad encerada. Si resulta difícil manipular el hilo dental, usar un soporte para hilo dental. Al igual que con la técnica de cepillado, se sugiere comenzar por la arcada superior de derecha a izquierda y luego continuar ordenadamente con la arcada inferior para no olvidar ningún espacio interdental. 

¿Cómo utilizar el hilo dental? 

Cortar un tramo de hilo dental de aproximadamente 40 cm. Enrollar el hilo en los dedos mayores de ambas manos y tomar el tramo que queda entre ambas manos con el dedo índice y pulgar, dejando 3 a 5 cm. Introducir el tramo de hilo que quedó entre los dedos índices y pulgares en el espacio entre los dientes. Frotar de adentro hacia afuera la pared de un diente primero y luego del otro, hacerlo introduciendo el hilo suavemente en la encía, pero sin presionarla. Es posible que las primeras veces las encías sangren ya que la presencia de placa bacteriana las inflama, pero esta situación debe ir mejorando a medida que las encías dejan de estar inflamadas. Debe ir utilizando un tramo diferente de hilo para cada espacio interdental, es por eso que se sugiere cortar 40 cm, para ir utilizando todo el largo del mismo. Cuando los espacios entre las piezas dentarias han aumentado, como ocurre con la edad o en personas que sufren EPO, se sugiere utilizar cepillos interdentales para la limpieza de estas superficies. 

Es fundamental mirar las encías para detectar signos tempranos de enfermedades. Informar al equipo de salud de cualquier signo de enfermedad de las encías, incluido el enrojecimiento, la inflamación y el sangrado de las mismas. También mencionar cualquier otro signo o síntoma, como boca seca, dientes flojos o dolor en la boca. Visitar regularmente al odontólogo/a, por lo menos dos veces al año. Asegurarse de que el/la odontólogo/a sepa que usted tiene diabetes. Recordárselo en cada visita. 

Comprometerse a controlar la diabetes: Seguir las indicaciones acordadas con el equipo de salud para mantener el nivel de la glucemia dentro del rango objetivo. Cuanto mejor se controle, menor será la probabilidad de desarrollar problemas bucodentales. No fumar: Fumar aumenta el riesgo de presentar complicaciones serias de la diabetes, incluyendo la enfermedad de las encías y, en última instancia la pérdida de los dientes. Si fumas, pídele consejo al equipo de salud para que te ayude a dejar de fumar.

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